martes, 12 de julio de 2011

¿Lo recuerda cuando se acerca su cumpleaños?


No, no hace falta que lo recuerde, pues llevo el accidente conmigo. Cada vez que me levanto, al poner los pies fuera de la cama, tengo que pensar en cómo pararme y no perder el equilibrio. Me puedo caer y, de hecho, me he caído muchas veces, pero siempre me he levantado. Pero estoy fuerte porque, por ejemplo, hoy he nadado hora y media (lo dice señalando el mar azul cristalino, en la playa que bordea su casa, desde el comedor familiar rústico en el que se sienta con Miranda y sus cinco hijos). 

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Julio habla en presente

Cuando lo recuerda, Julio habla en presente, pone su mano derecha en el rostro y señala el lugar donde estaba la cicatriz que el tiempo ha borrado. "Es la primera vez que lo cuento así, con tanto detalle".
Un día antes de su cumpleaños número 20, a las 2 de la mañana del 22 de septiembre de 1963, la fiesta del arquero de las inferiores del Real Madrid se convirtió en una tragedia que cambiaría el rumbo de su vida. Tras un mes de hospitalización, estaba casi recuperado. "Pero, sin saberlo, comencé a desarrollar una compresión del sistema nervioso que hace una tumoración quística y ataca el sistema central". La fuerza se le iba, el equilibrio fallaba. En noviembre, durante una nevada, la alerta fue un resbalón. La sensibilidad interna estaba perdida, tenía comprimida la médula. El diagnóstico no podía ser peor: las esperanzas de volver a caminar eran casi nulas. Entonces vendrían las visitas al quirófano y un año y medio de semiparálisis, la dedicación de su padre, que dejó de ejercer para cuidarlo, y la amistad con Eladio Magdaleno, el enfermero que le propuso tocar la guitarra para ejercitar las manos. "Eladio había pertenecido a la tuna de la facultad durante sus estudios; por eso tenía en su casa una guitarra medio rota. Por esa guitarra canto yo".

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Julio Iglesias, cercano a los 68 años, no se olvida de vivir

Este hombre, que cita a Ortega y Gasset y habla de Kant, que estudió latín y griego, que tiene un amor que lo hace libre y disfruta 'flirtear' con la vida, lanzará una nueva producción con sus más grandes éxitos.
"Hay mucho ruido. Chocar contra los mojones de la curva y salir disparado produce un ruido de hierro fuerte. Después vienen unos segundos totalmente inconsciente. Recuerdo uno que chilla y tiene todo abierto, y otro con la pierna absolutamente destrozada. Como es de noche, con los faros del coche, que quedan encendidos, se ve la humareda. Oigo solo quejidos, quejidos alrededor. Eso es lo primero que recuerdo. Después para un coche, nos recoge y pido que me lleven al hospital donde mi padre (Julio Iglesias Puga) era el residente. Uno de los chiquillos muere".

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